Brújula Política
Por Eduardo Contreras
Él 5 de abril será recordado en el futuro no sólo por la batalla de Maipú que en 1818 consolidó la independencia de Chile, sino además por un desgraciado acontecimiento actual que, al contrario, atenta contra la independencia nacional. Me refiero a la inauguración de una base yanqui de entrenamiento militar en el llamado Fuerte Aguayo de la comuna de Concón, apenas a poco más de 100 kilómetros de distancia de la capital. Es financiado por el Co-mando Sur de los genocidas de las FFAA de los EEUU de Norteamérica. El acto fue presidido por el embajador norteamericano en nuestro país. Tenía que oírse fuerte la voz del amo.
Se ha tratado de justificar este gravísimo atentado a la soberanía nacional con subterfugios del tipo de “No es base norteamericana... es chilena..o bien que “se trata sólo del ejercicio anual de los cascos azules de las Naciones Unidas”. Patrañas para débiles mentales porque bien sabemos desde luego que el que paga, manda. Este enclave militar es financiado por Washington y forma parte de la política intervencionista y agresiva del imperio. Por otra parte, esto de los “cascos azules" de la ONU como “soldados de la paz” es majadería para idiotas si se tienen en cuenta las tropelías y crímenes perpetrados por estos “pacíficos soldados” en diversas misiones dirigidas desde el Pentágono.
Vistas las construcciones en Concón, el tipo de cuerpos represivos nacionales a los que adiestran y las simulaciones que practican no hay lugar a dudas. Es la preparación de la guerra contra el pueblo, en que el enemigo es todo ciudadano que reclame sus derechos. Y todavía más graves son las declaraciones del Comandante en Jefe del ejército chileno, quien justifica todo como algo “necesario en los nuevos escenarios” frente a las amenazas que afectarían los “valores e intereses de la sociedad". Desde el 11 de septiembre del 73 ya sabemos lo que estas FFAA entienden por valores e intereses de la sociedad.
Llama a preocupación el largo silencio oficial y la debilidad de la protesta. El ministro de Defensa, Allamand, está más preocupado de su campaña presidencial. Callado el locuaz Chadwick. De Piñera, ni hablemos.
Parece a la orden del día que los sectores movilizados por las grandes demandas nacionales tomen en sus manos la denuncia y la exigencia renovada de terminar con estas prácticas antidemocráticas. Lo que se pretende es trasladar al sur del continente una reedición de la Escuela de las Américas de la ex Zona del Canal de Panamá, de tan triste memoria.
Los esperpentos que chillan por la patriótica expropiación de YPF española que lleva a cabo la presidenta argentina, los que solidarizan con la malhadada Repsol y el gobierno reaccionario de España, callan ante esta nueva embestida imperialista en Chile. Tampoco abren la boca los muchos que estos días prefirieron solazarse en mentir respecto de lo que fue la República Democrática Alemana y en atacar a las personas valientes y honestas que, como doña Angela Jeria, se atrevieron a enfrentar esa campaña de infundios.
Edición El Siglo 27 de abril de 2012